A medida que envejecemos, la piel de las manos pierde elasticidad y colágeno, lo que provoca la aparición de arrugas y líneas finas. Estas arrugas suelen ser más visibles en la parte superior de las manos, especialmente en las zonas que han estado más expuestas al sol.
- Manchas solares o hiperpigmentación
La exposición al sol a lo largo de los años puede causar manchas marrones o manchas solares en las manos. Este tipo de manchas son comunes en las personas de edad avanzada y se deben a la acumulación de radiación ultravioleta (UV) en la piel.
- Pérdida de volumen y flacidez
Con el paso del tiempo, la grasa subcutánea en las manos disminuye, lo que puede provocar que las venas y tendones se hagan más visibles. Esto da lugar a una sensación de flacidez o «pérdida de volumen» en la piel de las manos, haciendo que se vean más delgadas y envejecidas.
- Sequedad y deshidratación
Las manos, al estar en constante contacto con el agua, productos de limpieza y factores ambientales, son propensas a sufrir de sequedad. A medida que envejecemos, la capacidad de la piel para retener la humedad disminuye, lo que puede causar que la piel de las manos se sienta seca, rugosa o tirante.